Colmenar de Cerdillo y Molino Botero
Ver mapa de Municipios :: Caminos tradicionales
Ruta sencilla, con paneles interpretativos sobre la flora, fauna y vida tradicional de la comarca sanabresa. Indicada para hacer con niños.
DISTANCIA: 4,5 Km. (ida y vuelta)
DURACIÓN: 1h. 15 min.
TIPO DE RUTA: Lineal, camino abierto sin dificultad.
COMO LLEGAR: Desde A52, Salida 79 – ZA-104 hasta El Puente – ZA-114 hasta Trefacio y Cerdillo. Ver Mapa
COORDENADAS INICIO: N42 08.309 W6 39.453
CARTOGRAFIA: IGN Nº MTN 50 0267-2 Galende.
PUNTOS DE INTERÉS: Fauna y flora, con paneles interpretativos. Molino. Colmenar.
RECOMENDACIONES: Consultar sobre un mapa los enlaces con otros caminos tradicionales. Guías de flora y fauna.
Comienza esta ruta en el pueblo de Cerdillo, pedanía de Trefacio del cual dista tres kilómetros. Elevado unos 1.100 metros sobre el nivel del mar y prácticamente enquistado en la roca granítica de la Cabrera, Cerdillo conserva intacto tanto su carácter acogedor como su arquitectura tradicional.
El camino comienza junto a unos sencillos bancos de madera, bajo unas nogales de aspecto joven y lozano. Esta ruta, de trazado sencillo, puede hacerse incluso acompañados de los más pequeños que, sin duda, disfrutarán del entorno y podrán aprender alguna que otra cosa relacionada con el modo de vida tradicional, la fauna y flora de la zona, gracias a los paneles informativos repartidos a lo largo del pasaje. El camino es cómodo y fácil de transitar aunque sí hay que tener especial precaución si ha llovido, ya que en algunos trechos en los que hay rocas o hierba, el agua puede jugar una mala pasada propiciando resbalones.
Superada la mitad del camino, que transcurre entre bosques de roble, aparece un desvío hacia la derecha que da acceso al Molino Botero, en buen estado de conservación y en uso hasta hace poco. Retomamos la senda volviendo sobre nuestros pasos y continuamos hacia una zona de praderas que van a desembocar junto al Colmenar de Cerdillo. Situado en la pendiente de una pequeña colina al amparo del frío y de la lluvia, se levanta como por encanto una estructura de piedra circular, que en tiempos albergó decenas de colmenas cuya producción, destinada al consumo humano, hizo, muy a pesar de los apicultores de la zona, las delicias de algún que otro oso, que capitaneó estas montañas hasta principios del S XX. Los paneles interpretativos que encontraremos al final de la ruta nos hablan de la pugna que mantuvo ésta especie con el hombre hasta que se produjo su extinción.
El punto de retorno de nuestro camino se encuentra en este lugar. Pero para los más “osados” la senda continúa señalizada hasta el vecino pueblo de San Justo.