Viernes, Octubre 04, 2024
   
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Puebla de Sanabria

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Os encontráis en el corazón de la comarca, La Villa de la Puebla. Encaramada a una colina sobre el río Tera desde la que se dominan la Sierra de la Culebra al sur y las de Cabrera y Segundera al norte, su situación nos da una idea del papel defensivo que jugó ante sus vecinos Portugal y Galicia, haciéndonos imaginar las aventuras que habrá corrido a lo largo de la historia. Su origen se remonta a un pequeño asentamiento celta, después romano, luego perteneció al reino de León, fue portuguesa, vallisoletana e incluso invadida por las tropas de Napoleón. Fue cuna de señores y de humildes vasallos, como atestigua su casco urbano, declarado conjunto histórico-artístico por su valor arquitectónico y su magnífico estado de conservación.

Sus calles medievales, las casas blasonadas y los típicos corredores sanabreses, que en primavera y verano lucen sus mejores galas adornados con miles de flores, invitan a dejarse llevar por calles y murallas, a disfrutar del espíritu medieval de la villa y también de la gastronomía en cualquiera de sus restaurantes. Paseando tropezaréis con coquetos rincones y estrechas callejuelas por las que no ha pasado el tiempo.

En el museo de gigantes y cabezudos os recibirán la Negra, el Chino, los Condes de Benavente, los Sanabreses, el Zapatero y la Zapatera. Junto a ellos, multitud de cabezudos os contarán historias de alegría y bailes por las calles el día de la fiesta mayor, el 8 de septiembre, acompañando a la Virgen de las Victorias, de sus excursiones a otros pueblos y ciudades presumiendo de ser los mas antiguos de España, quizá la original estación de tren de Puebla los haya despedido en más de una ocasión.

En lo mas alto, la Plaza Mayor rezuma historia: el ayuntamiento, de fachada porticada y estilo barroco herreriano, la iglesia románica de la Virgen del Azogue, a su lado, más modesta, la Ermita de San Cayetano, de estilo neoclásico y detrás el castillo, haciendo equilibrios al borde del promontorio, vigilando la comarca desde que fuera construida por los Condes de Benavente hace ya cinco siglos.

La fortaleza defendió Sanabria en los enfrentamientos con Portugal, rechazó a las tropas napoleónicas, fue cárcel, cuartel, corral y depósito de agua, (versátil, ¿verdad?). Ahora es el motor cultural de la Villa. En su interior, la llamada Casa del Gobernador se ha convertido en oficina de turismo y Ecomuseo de Sanabria Carballeda, Valles del Tera, Parque de Montesinho (Portugal) y Lagunas de Villafáfila; el Macho, que así llaman a la torre del homenaje, traslada al visitante a la vida en la Edad Media a través del Centro de Interpretación de las Fortificaciones, su altura lo convierte en un maravilloso balcón desde el cual admirar la comarca. Varias estancias del castillo han sido habilitadas para albergar la biblioteca y la sala de exposiciones. Como remate a la visita, merece la pena un paseo por lo alto de sus murallas para saborear la sensación de viajar en el tiempo y sentirse, por un momento, parte de la historia.

A mediados de agosto nuestro castillo recupera su alegría, vuelve a llenarse de vida durante la celebración del Mercado Medieval. Se adorna con pendones mientras los tenderetes de los comerciantes, cetreros, mesoneros y artesanos se instalan a su alrededor. Por las calles deambulan damas, caballeros, posaderos, judíos, comerciantes, bufones… y el castillo rejuvenece, volviendo por unos días a ser el protagonista absoluto de la villa.

En la parte baja de la Puebla encontraréis la zona comercial y de servicios; junto al río Tera el relax está asegurado en los días de verano, disfrutando, bajo la mirada del castillo, de un agradable baño en las aguas cristalinas. También en la ribera del río, el gimnasio municipal, con sus instalaciones deportivas, os invita a hacer un poco de ejercicio.

Si creéis que visitando Puebla ya lo habéis visto todo, estáis equivocados, hay lugares escondidos llenos de encanto en cualquier punto: así, el camino de Santiago, (llamado el Mozárabe o Sanabrés) atraviesa la villa alejándose hasta perderse en la vecina Galicia; los caminos tradicionales a la vereda del río, entre bosques de robles que conducen de un pueblo a otro, invitan al paseo y las otras localidades del municipio merecen una visita:

En dirección al famoso Lago de Sanabria se sitúa Castellanos, un curioso pueblo en el que convive armoniosamente la arquitectura tradicional más pura junto a las últimas tendencias arquitectónicas.

Animaos a coger el coche o la bicicleta tomando dirección Portugal, la estación de RENFE os saludará con su soberbio y casi megalítico edificio de granito. Más allá se encuentra el pueblo de Ungilde lleno de manantiales de fresca y cristalina agua y después Robledo, rodeado de magníficos y centenarios castaños. Aquí podéis preguntar por Doña Carmen, pedidle que os muestre el lagar de cera de su familia; ella, orgullosa, os explicará el arte de extraer la cera y la fabricación de las velas. La antigua fragua y el lavadero, recuperados recientemente por el grupo de acción local ADISAC, también se pueden visitar.
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Como broche final, un paseo por los pinares que rodean Robledo, en los que es fácil ver corzos y ciervos: en otoño, al atardecer, escuchar la berrea y al amanecer, con un poco de suerte, verlos en la lejanía batiéndose en duelo es otro de los alicientes de este pequeño pueblo.

En el 2011 Robledo se convertirá, en un microcosmos del lobo ibérico. La construcción de un centro temático dedicado a este singular animal nos permitirá su observación en semi-libertad en un territorio de varias hectáreas en la Sierra de la Culebra.

De vuelta a Puebla, llegando a la altura del polideportivo os encontraréis con los restos del fuerte San Carlos, vestigio de la ocupación napoleónica. Y al llegar, ya cansados, recompensaos con una buena cena en alguno de los restaurantes de la villa.

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