Rionegro del Puente
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Si llegas a visitarnos por la carretera de Benavente, Rionegro será tu puerta de entrada a La Carballeda. Es fácil de reconocer: el terreno abandona el color del barro y las tierras de labor por el pardo del monte de encinas y roble carballo, las casas cambian el adobe por la piedra y la estampa del pueblo aparece presidida por la torre del Santuario de Nuestra Señora de la Carballeda sobre el río Negro, que desemboca poco después en el embalse de Agavanzal. Rionegro del Puente y, en particular, su santuario, son parada obligatoria de la Ruta Sanabresa del Camino de Santiago. Desde la época medieval existió un hospital, después albergue de peregrinos. Tras una cuidada restauración se ha convertido en un referente para todos los peregrinos que recorren esta ruta, considerándolo el más completo y acogedor de la provincia.
En el santuario, se venera a la patrona de la comarca, La Virgen de la Carballeda, quien preside el altar mayor. De la iglesia, queremos destacar, en primer lugar, las llamadas “cadenas de redención” que encontraréis colgando en el atrio, las cuales indicaban lugar sagrado en el que las condenas de los penados se redimían. También podréis ver dos pequeños nichos a ambos lados de la entrada, incrustados en la pared: allí se dejaban los niños abandonados (expósitos), de cuya crianza y educación se hacía cargo la Cofradía de los Falifos y, en tercer lugar, no os perdáis el “tumbo”, medio escondido en un umbrío rincón a la izquierda del templo. Este sobrecogedor monumento se construyó en el siglo XVIII para impresionar y advertir de los peligros del pecado a los fieles. Desde luego, cumplió bien su misión, pues solía ser la imagen con la que se amedrentaba a los niños díscolos y estamos seguros de que surtía efecto: se trata de un conjunto procesional, ya en desuso, que consta de tres plantas historiadas con pinturas y relieves que corresponden al infierno, el purgatorio y, en la parte superior, el cielo. Rematando el conjunto una estatua de tamaño considerable representa a la muerte en forma de esqueleto portando una guadaña. Prometedor, ¿verdad?
El tercer domingo de septiembre se celebra una multitudinaria romería en honor a la Virgen de la Carballeda. Ésta tiene el encanto de las fiestas de antaño, no es una celebración para mirar sino para participar. Si vienes serás uno más del pueblo, desde la Ofrenda Floral del sábado por la tarde hasta el “entierro del pulpo” que clausura la fiesta a últimas horas del lunes. ¿Por qué “del pulpo”? Bueno, sardinas para enterrar aquí no tenemos pero ¿pulpos? Pulpos sí, se trata del plato típico de la comarca.
En esta población nació don Diego de Losada, fundador de Caracas, en la casa palacio que lleva su nombre y que hoy alberga la Biblioteca Bolivariana, así como una pequeña muestra etnográfica y el Museo Hispanoamericano de Pintura “Palacio de Losada”, que acoge las obras ganadoras de los Premios Hispanoamericanos de Pintura “Diego de Losada”, organizado por la asociación cultural del mismo nombre.
Todo esto está muy bien pero, también habrá que comer, ¿verdad? Pues estáis de suerte: si os gusta el tapeo, en los bares del pueblo podréis comer mollejas, pulpo, “figones”, boquerones,…, bueno, no seguimos que se nos hace la boca agua. Si os gusta la empanada, probad las de la panadería y, si lo que queréis es buen mantel, tenemos uno de los mejores restaurantes de España especializados en menús de setas, pero cualquier plato que pidáis estará delicioso. Un consejo: a la hora de elegir, poneos en manos de la cocinera (después os recomiendo una buena sobremesa).
Otros tres pueblos integran el término municipal: Villar de Farfón, próximo al embalse y atravesado por la Ruta Sanabresa del Camino de Santiago, que lo une con Rionegro; Valleluengo, asentado en un valle rodeado de castaños, como una estampa de cuento y Santa Eulalia del Rio Negro, población con cotos de caza y pesca, zonas de baño y dos áreas recreativas, una de ellas en el monte de San Mamés, próxima a la ermita del mismo nombre y situada en un bello bosque de carballos salpicado de fuentes cristalinas. Si os apetece disfrutar de un poco de paz en medio de la naturaleza, podéis acercaros aquí (no quita que traigáis la tortilla, la empanada y a la familia y echéis una buena siesta a la sombra de un roble después de la merienda) .
Cualquier época es buena para venir a visitarnos y, una última recomendación: mezclaos con la gente de Rionegro, dos palabras y ya sois uno más del pueblo. Os esperamos.