Hermisende
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Cuenta la leyenda que en tiempos de Maricastaña pasó por tierras sanabresas una reina llamada Hermelinda y que quedó prendada de un lugar que hoy le debe su nombre: Hermisende. Puede que se trate sólo de una de tantas leyendas pero cierto es que este municipio, escondido en las montañas de la Alta Sanabria, guarda el encanto de los parajes suspendidos en el tiempo, de la tierra antigua y el agua rumorosa.
Su situación fronteriza con Portugal le ha conferido carácter propio, no en vano, tres de sus pueblos: San Ciprián, Hermisende y La Tejera pertenecieron antaño al país vecino. La huella más patente está quizás en el dialecto que aquí se habla, de clara influencia portuguesa.Una de las señas de identidad de Hermisende son los castaños: éstos proporcionan su delicioso fruto, cuya recolección contribuye a la economía local. Os animamos a probar las variedades de esta zona, especialmente en la fiesta del “Magosto” que, en otoño, celebra la cosecha de la castaña. Por otro lado, los castaños son también la excusa perfecta para realizar una de las más bellas rutas de senderismo de la comarca: un recorrido en el cual apreciar la envergadura de algunos ejemplares milenarios a los que el tiempo ha dotado de caprichosas formas.
Cinco son los pueblos que conforman el término de Hermisende: Castrelos, pintoresca aldea de montaña cuyo topónimo hace referencia a su origen castreño.
Hermisende, capital del municipio, presidido por la iglesia de encumbrada torre, de estilo barroco gallego. Otro edificio excepcional es la llamada “casa do cura”, de considerables dimensiones, cuyo balcón está sustentado por desproporcionadas ménsulas decoradas con figuras fantásticas. Las aguas del río Tuela, en su camino hacia Portugal, pasan bajo el viejo puente de piedra que da acceso al pueblo y desde el que se contempla una evocadora panorámica del valle.
En San Ciprián os espera una sorprendente y nutrida colección de máquinas de coser antiguas y objetos tradicionales que atesoró pacientemente Horacio Rodríguez, cada uno con una historia que se pierde en el tiempo. (Para visitarlo deberéis poneros en contacto con el ayuntamiento). Cercana al pueblo, la Pedra das Ferraduras, cuajada de petroglifos, da testimonio de antiguos pueblos que nos precedieron por estas tierras.
A escasos tres kilómetros de Portugal se encuentra la pedanía de La Tejera, en cuyos alrededores la cultura castreña dejó rastro en el Castro dos Moros. Cercano a la Raya, Castromil es un pueblo dividido en dos barrios: uno perteneciente a la provincia de Orense y el otro a Sanabria. Su situación fronteriza se evidencia en el llamado “Penedo do Mozo” (“Fraga dos tres Reinos” para los portugueses). En este lugar, en las proximidades del pueblo, cuenta la leyenda que los reyes de Castilla, Portugal y Galicia se reunieron en la Edad Media para delimitar sus territorios, confluyendo aquí los tres reinos, cuya delimitación continúa aún hoy vigente. De vuelta al pueblo no dejéis de visitar la “Cruz da Touza”, antiguo humilladero de piedra toscamente labrada ante el cual los vecinos se detenían para orar.
Varios establecimientos de turismo rural acogen al viajero para mostrarle el regalo que la naturaleza ha puesto a su disposición en este rincón sanabrés. Y si os dejáis caer por aquí en Navidad, no os perdáis la fiesta de “El Reinado”, el cinco de enero, en la que desafiando al frío todos los vecinos salen a las calles a recibir al nuevo “rey”.
Galería de Imágenes, Fotos 1,4,5,6 y 11 cedidas por el Ayuntamiento de Hermisende.