Miércoles, Noviembre 13, 2024
   
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Trefacio

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En un recoleto rincón de Trefacio se esconde un curioso arco de piedra punteado por conchas de vieira y flores, tal vez de lis. Las conchas no nos permiten equivocarnos: se trata de un antiguo hospital de peregrinos, luego reconvertido en casa del cura. Un asilo en una vía del Camino Jacobeo, hoy ya en desuso, que posiblemente llegase aquí desde Muelas de los Caballeros, la Requejada y la Alcobilla para luego buscar los pasos de la sierra hacia Galicia, tal vez tras atravesar por Sotillo o por el monasterio de San Martín. En cualquier caso, una antigua ruta también asociada a la expulsión de los judíos en su camino hacia Portugal. Dicen que el nombre de Trefacio proviene de haber tenido tres iglesias en su término, lo que nos da idea de la importancia que el pueblo siempre tuvo en la comarca.

Trefacio se enclava hoy en el Parque Natural del Lago de Sanabria y se ha convertido en uno de sus mayores centros de atracción turística. Y también ha sido capaz de mantener sus tradiciones y sus esencias: muy llamativa es su afición al teatro, con representaciones anuales realizadas por los vecinos que cuentan con gran aceptación. Al fin y al cabo, también son muy teatrales las “Talanqueiras”, mascaradas que se celebran en Navidad. Un paseo por sus calles nos permite admirar la bien conservada arquitectura tradicional, con corredores de madera pintados en vivo colorido contrastando con las más austeras piedra y pizarra de la zona. El río del mismo nombre atraviesa el pueblo y el puente es uno de los puntos donde se concentra la vida de los vecinos, con la iglesia de San Mamés, el bar y la Casa Consistorial, fechada en 1799. El Trefacio es un río de gran tradición truchera y la mejor manera de comprobarlo es acercándonos al Centro de Interpretación de la Trucha situado en sus orillas, tampoco lejos del puente. Allí podemos admirar desde antiguas artes pesqueras hasta la vida bajo el agua en tiempo real, a través de cámaras instaladas en el cauce.

Otros tres pueblos completan el municipio: Villarino se agazapa entre robles y castaños en los lindes de San Justo y cuenta con alguno de los caminos más frondosos de la zona, como el que nos acerca al bosque de la Ramalleira; aunque tampoco se debe dejar de visitar la humilde pero hermosa ermita del Cristo de la Luz. Cerdillo, ladera arriba, tiene a la exuberante naturaleza como protagonista. Destaca entre sus casas una que exhibe incluso campana propia, varias piedras labradas y grabadas con cruces, custodias e inscripciones y, distribuidos entre muros y escaleras, algunos basamentos de columnas o pilas que quizás os provoquen más de una especulación sobre su origen. Ya en lo alto, los distintos barrios de Murias se asoman desde la cumbre como comadres bien avenidas contemplando la calle desde un balcón, y es que la situación del pueblo, a 1.250 m. deNuestra tierra :: Municipios Nuestra tierra :: Municipios Nuestra tierra :: Municipios Nuestra tierra :: Municipios Nuestra tierra :: Municipios Nuestra tierra :: Municipios Nuestra tierra :: Municipios Nuestra tierra :: Municipios altitud, lo convierte en un auténtico mirador sobre el valle de Sanabria. Dicen las leyendas que así lo entendieron los franceses, que en la época de la Guerra de Independencia mandaron a dos soldados a ocupar el pueblo y utilizarlo de puesto de vigía. Y dicen que al poco, posiblemente sorprendidos, quedaron uno enterrado en un corral y otro en el hueco de la escalera que sube al campanario. No estaban los vecinos para aguantar invasiones, no.

El municipio de Trefacio nos ofrece, al fin, toda la riqueza del entorno del Parque Natural en sus caminos y en sus sierras; todo su acerbo cultural en los pueblos y los servicios turísticos necesarios para disfrutarlos. Por si fuera poco, tal vez éste sea el pueblo del rebuzno que retrató Cervantes en el Quijote, pues burreiros es el apodo por el que son conocidos sus vecinos. No hay excusa.

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