Otero de Bodas
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Otero descansa al abrigo de la montaña que llaman “El Muelo”. Esta es una formidable atalaya de forma cónica, cuyas laderas se cubren de brezo, lo que hace que en primavera se vuelva de un sugerente color morado. Y hablando del tema, hay un acertijo que todos los abuelos de la zona cuentan a los niños al pasar por Otero: “¿sabes cuantos cestos de tierra lleva “hacer” el Muelo de Otero de Bodas?”.
En su cima, aparte de unas vistas asombrosas de las comarcas de Carballeda, al norte, Tábara, al sur y Valles de Benavente, al este, podréis ver una huella de la herradura del caballo de Santiago, que parece ser que anduvo por estas tierras. Se trata de una marca trazada en la roca de unos setenta centímetros de longitud en forma de dos semicírculos que se unen en un extremo, con una oquedad circular en el centro. Una versión más terrenal dice que tiene origen celta y que simboliza un eclipse lunar, más verosímil si tenemos en cuenta la abundancia de castros de este tipo en la comarca.El municipio consta de dos pueblos, el propio Otero de Bodas, cuyo nombre parece relacionarse con la figura de un tal Gil Otero de Biedma, todo un barbazul cuya leyenda tiñó de sangre el cercano paraje de Tozoloslobos; y ya, cercano al embalse de Agavanzal, Val de Santamaría, en cuya iglesia aparece la cruz de la Orden de los Hospitalarios tallada en la torre del campanario. Sin embargo, el principal encanto de este municipio reside en su monte: bosques de robles, encinas, castaños centenarios, jaras y brezo se extienden por este rincón de la Sierra de la Culebra, acogiendo en su seno a lobos, jabalíes, corzos y ciervos que, a comienzos del otoño, inundan el monte con su espectacular berrea. Uno de los lugares privilegiados desde los que podéis presenciar este acontecimiento es el monte de Val de Santamaría. Y, ¿qué tal un paseo con historia? Pues por la falda del Muelo cruza la XVII Vía Augusta, camino romano que unía Braga y Astorga. Un pequeño tramo está incluido en una de las rutas de senderismo que pasa por este municipio.
Por cierto, el número de cestos de tierra que lleva el Muelo de Otero de Bodas depende del tamaño del cesto. Sabia lección, ¿verdad?